Christiania: Hippies en la Unión Europea

Imagina un lugar con un aura post-apocalíptica donde las leyes son las que ponen sus propios habitantes, donde las señales están hechas a mano y donde el concepto de propiedad privada casi que ni existe. No te estoy describiendo una ciudadela de The Walking Dead ni tampoco algo sacado de una película de supervivencia que se desarrolla en un futuro donde el mundo está jodido (por completo). Te estoy hablando de Christiania en Copenhague, un lugar real que encontrarás en la capital de Dinamarca.

 

La Ciudad Libre de Christiania en Copenhague

 
Apuesto a que si te pido que menciones un lugar del mundo bajo anarquía, lo último que pasaría por tu mente sería algún sitio ubicado en Europa, y menos aún del norte, compuesta por países caracterizados por su envidiable organización y por ser consideradas urbes casi que perfectas. Si ese es tu caso… ¡estás equivocado! al igual que yo lo estaba, o por lo menos hasta hace unos días cuando estuve de visita por la capital danesa.
 
Después de haber recorrido el resto de la ciudad con unos amigos, ya adentrada la noche decidimos ir en búsqueda del lado alternativo de Copenhague, y qué más alternativo que lo que nos íbamos a encontrar en este sitio. Dentro de la capital de Dinamarca, existe un lugar único y hasta raro denominado Ciudad Libre de Christiania, en donde sus habitantes dicen vivir bajo su propia ley y se autodenominan comunidad anarquista. 
 

Mientras caminábamos para encontrar la entrada nos íbamos dando cuenta que los graffitis ya se habían apoderado de todas las paredes cercanas y las luces se iban haciendo cada vez más tenues, como si éstas se hubieran puesto de acuerdo para esconder algo. Por fin encontramos la entrada, en un callejón oscuro con un letrero de bienvenida.

Entrada de Christiania
Primera y última foto de Christiania.
 
Nada más entrar se siente un cambio en el ambiente y se puede «percibir» en el aire por qué se conoce como una comunidad hippie. Saqué mi cámara, hice mi primera foto y después de unos segundos se acercó a mí un sujeto, que con un inglés tosco pero claro me pidió que borrara la imagen y que por favor no volviera a hacer más. Y es que no me había percatado del anuncio que teníamos unos pasos más al frente.
 
Reglas de Christiania
Reglas locas.

Diviértete, No fotos, No corras… De entrada es fácil concluir que allí puede que ocurran cosas que no quieren que se sepan y que también los locales andan algo paranoicos. Una vez empiezas a caminar por el Green Light District te encuentras con tiendecillas con un toque jamaiquino y con llamativos letreros iluminados de colores, dance hall, hip hop y reggae sonando por todos lados (lo cual me gustó) y espectaculares pinturas murales hechas por artistas que seguro estaban en otra dimensión cuando las hicieron, plasmando en las paredes lo que fácilmente podrían ser cruces entre los personajes del Cirque du Soleil, Avatar y el Rey León.

 
Encontramos un bar en la llamada Nemo Land y decidimos entrar a sentarnos y hablar acompañados de alguna bebida. Nos causó sorpresa averiguar que ofrecían también su propia marca tanto de cerveza como de agua embotellada. 
 
En este lugar los visitantes se sienten libres y felices de poder hacer lo que quieran, siempre y cuando respeten a los demás. Esto nos llevó en un momento a analizar una triste realidad; mientras que en nuestra tierra colombiana y en otros países, el cultivo, el control y la distribución de estas maticas acaba con la vida de las personas, en el exterior simplemente las consumen, se ríen, disfrutan y además montan negocios legales con ellas… en fin, después de esto y conscientes de que al día siguiente teníamos planeada la ida a Malmo, terminamos con nuestra visita y decidimos volver a “entrar” a la Unión Europea.
 
Salida de Christiania
Letrero a la salida del barrio hippie.
No sé si el concepto de Christiania sea en realidad una faceta del anarquismo, una especie de hermano menor de Ámsterdam o simplemente una forma de aprovechar la mística que se ha creado en el lugar para atraer al turista y ofrecerle «productos naturales» en cada tienda del barrio. Lo que sí te puedo decir es que fue una experiencia interesante y diferente, recomendada si eres de los que no tienen problema con abandonar ese sentimiento de seguridad típico  del viejo continente y si al visitar Copenhague quieres hacer más que ver monumentos con historia y edificios bonitos.

¿Has visitado este lugar o alguno parecido? Comparte tu experiencia en los comentarios y cuéntale a tus amigos de este loco lugar.